martes, 5 de junio de 2012

COMER SALUDABLE, DORMIR MEJOR




Por: Leticia Maldonado
4º Semestre Ciencias de la Comunicación

¿Otra vez quejándote de que no dormiste muy bien? ¿De nuevo con ojeras y sin sonrisa?

Si te acostaste temprano y tardaste en conciliar el sueño, probablemente tu problema de insomnio se haya debido a comer pesado la noche anterior.

Muchas veces, durante el día, comemos poco o de plano nada, y esto puede deberse a la falta de tiempo o por simple flojera; al llegar la noche le entramos con singular alegría a los platos fuertes como carnes, pastas y lácteos. Después no podemos dejar de preguntarnos el porqué estamos tan cansados al día siguiente.

Fuera de lo que comamos, también importa cómo lo comamos y en qué cantidad. Además, no podemos olvidar que ciertos malos hábitos como dormirnos enseguida de ingerir los alimentos pueden afectar el descanso. Por eso, debemos tomar en cuenta estos sabios consejos que los expertos nos dan:

* Cenar como un "mendigo"
Bien es cierto aquel dicho de "desayunar como un rey, comer como príncipe y cenar como mendigo". Por la mañana, y de preferencia entre 8 y 9 de la mañana, aprovechamos mejor los nutrientes que nuestro organismo, desde que abrimos los ojos, pide a gritos para brindarnos mayor energía; en la tarde, algo moderado ayuda a procesar mejor la energía que acumulamos durante el día; ahora bien, comer poco por la noche nos predispone a dormir porque todo nuestro cuerpo está en reposo, incluyendo el aparato digestivo.

* Hacer la digestión antes de acostarse
Según expertos, debemos esperar de una a dos horas para irnos a dormir; en caso contrario, y sobre todo para quienes sufren de acidez, es nocivo porque la posición horizontal favorece que los ácidos a cargo de la digestión suban y causen ese conocido fuego en la garganta.

Algunos alimentos favorecen el sueño y varios de éstos tienen un respaldo científico: lechuga y otros vegetales verdes, al vapor o hervidos, hongos, cereales, albahaca, alimentos ricos en vitamina B, como pescado, huevos, leche, papas o arroz. También un delicioso vaso de leche con miel, pollo natural y frutas, especialmente moras o limón.

Ahora, también está el mito de las pesadillas.
Suele creerse que una cena pesada provoca las pesadillas; comer muchas proteínas entre otras sustancias, puede, por decirlo de alguna manera, partir el sueño en su fase REM (en ésta soñamos) y causarnos pesadillas, sin embargo, esto no está totalmente comprobado. No obstante, eso no quiere decir que tengamos que irnos a dormir con el estómago lleno.

Así que ya lo sabes, si quieres despertarte fresco por la mañana y sonreírle a la vida diaria, duerme temprano y cena poco. No sólo beneficias a tu cuerpo, sino a las personas que te rodean, pues nadie tiene la culpa de tu mala cara por la mañana.


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